“SE FUE DE LOS PUMAS EL MAS GRANDE DE TODOS”

Como todo en la vida, las apreciaciones personales son muy subjetivas y este caso no será la excepción. En mi vida he visto jugar en vivo a muchos rugbiers.
Otros me tocó verlos en video o por T.V. En algunos casos en imágenes en blanco y negro. Y a muchos directamente no los vi, pero en todos los casos si leí sobre ellos y se a ciencia cierta de quienes se trata y que hicieron por “el deporte de los hombres den nariz chata y anchas espaldas”.
Una vez contado esto, afirmo y reafirmo, que para el que suscribe, nunca hubo en Argentina otro jugador con el talento, desenfado, y “tremendas ganas de ganar” como Agustín Pichot, “el ficha” para los amigos.
Este formidable medio- scrum, que ya desde pequeñín “la rompía toda” en las juveniles del CASI, ese mismo “cara sucia” que formaba la pareja de medios con el “colorado” Patricio Fuselli, y que a nadie le “prestaban” la guinda.
Ese que apenas cumplió un año en Primera División, ya lo llamaron para calzarse la celeste y blanca y que solo por capricho de un entrenador de turno, fue suplente del “Peto” Crexel en el Mundial de 1995.
Cansado de divertirse con sus amigos de “las cebras”- campeón del Nacional de Clubes en el año 1995- decidió probar suerte en el Viejo Mundo, mas precisamente en Inglaterra.
Incluso estando “roto”- operado de una severa fractura en una rodilla- no paraban de llegarle ofertas para que haga las valijas.
Su primer destino fue el Richmond, club londinense en el que lo acompañó “el yankee” Rolando Martin, ex tercera línea de Los Pumas.
Luego brilló en el Bristol, donde se deleitó usando la “9” junto a otro crack de apertura- Felipe Contepomi -
En el Stade Frncaise jugó con “Juani” Hernández de “10” y obviamente, que también se cansó de salir campeón y dar toda clase de vueltas olímpicas, con la cinta de capitán ajustada en su brazo.
Este diminuto fenómeno, un tanto desarrapado, fue admirado hasta por Bob Dywer- mítico técnico australiano- y era habitual abonado a las convocatorias de “Los Barbariaans”- seleccionado de figuras del mundo-
Eso a nivel clubes, pero lo que verdaderamente quedará en la historia es su legado a la camiseta de Los Pumas, esa que siempre defendió- adentro y afuera de la cancha-
Y vaya si lo hizo, que se tuvo que enfrentar a una obtusa dirigencia vernácula.
Jugó un gran Mundial en 1999 y cuando el equipo nacional tenía todo para explotar en el siguiente, fue esta misma dirigencia la que prácticamente no dejó crecer a nuestros jugadores y se volvieron del Mundial del 2003 sin poder superar la primera ronda.
Eso no lo amedrentó y capitaneando a un verdadero equipazo tuvo el merecido desquite en Francia el pasado año, en el que junto a tipos de la talla de los hermanos Contepomi, Mario Ledesma, el “Chalo” Longo y tantos otros, llegaron al hito máximo del rugby argentino, cuando consiguieron la medalla de bronce, incluso derrotando al país anfitrión en dos oportunidades, con todo lo que ello implica.
Agustín dijo basta cuando fue llamado para enfrentar a “Los Sprinbooks”, y con lo lindo que hubiera sido la revancha frente a los sudafricanos, de visitante y conmemorando el cumpleaños de Nelson Mandela, pero él dijo que no estar “en condiciones” y todos los que lo conocen, saben de que por no ser nada egoísta, fue capaz de bajarse, ya que nadie mejor que él sabe cuando es el final.
Desde Guillermo Erhman, siguiendo con Héctor “Pochola” Silva, haciendo escala en “el trompa” Arturo Rodríguez Jurado, hasta la “era Porta”, siempre se pensaba que esa persona sería insuperable, pero en fin, como esto es cuestión de gustos, yo me saco el sombreo por todos los anteriormente mencionados, pero para mí, por logros deportivos, políticos, conducción, talento, caballerosidad y humildad, Agustín Pichot está en la cúspide de la pirámide, por lo tanto salud y gracias “Ficha”, jamás te olvidaremos



Por Juan Pablo Bava Bussalino